Sabemos que la mayoría de las personas tienden a ver el enojo solo como un problema, algo negativo. De todas las distintas emociones, ¿por qué es que el enojo tiene tan mala reputación?, ¿es posible que la energía de este «enemigo» pueda cambiar de dirección en una forma constructiva?
Haga que sus momentos de enojo beneficien su matrimonio
Steve y Karen habían estado casados durante dos años, y ambos expresaban su amor mutuo y compromiso por su matrimonio. Cuando buscaron consejería, no pasó mucho tiempo para que una de sus principales preocupaciones saliera a la luz: la lucha de Steve en contra del enojo.
«Puedo contenerme por un rato y no me molesto», dijo él, «luego, de repente, pierdo la cabeza y digo cosas que después lamento. No soy el único en mi familia con problemas de temperamento. Mi padre, un cristiano fabuloso, tiene una reputación de ser una persona colérica. No se enoja a menudo, pero cuando lo hace, hay que tener cuidado».
Después de una corta pausa Steve continuó. «No me había dado cuenta de que mi ira era tan mala hasta que Karen y yo nos casamos». Entonces empezó a narrar una historia bastante común de heridas y frustraciones que se construían y explotaban en expresiones dolorosas de enojo dañino, el cual hería a la persona que más amaba. Le explicaron a Steve y a Karen que el matrimonio probablemente genera más enojo que cualquier otra relación. Cuando dos personas viven juntas con el compromiso de aumentar la cercanía, vulnerabilidad e intimidad, el porcentaje de tener miedo, salir herido y frustrado y que hayan malos entendidos es enorme. Además, el porcentaje de enojarse es igual de alto.
Steve se desplomó en su silla y preguntó: «¿Existe alguna forma que me ayude a deshacerme de mi enojo?». la respuesta lo sorprendió. «Steve, el problema no es enojarse. El problema es que no entiendes tu enojo y no has aprendido a cultivarlo en forma saludable». Él inmediatamente respondió, «¿Un enojo saludable? ¡Tienen que estar bromeando! He escuchado que la gente se expresa del enojo en muchas formas, pero nunca en una forma saludable».
La mayoría de las personas tienden a ver el enojo solo como un problema, algo negativo, algo que hay que evitar. De todas las distintas emociones, ¿por qué es que el enojo tiene tan mala reputación?, ¿es posible que la energía de este «enemigo» pueda cambiar de dirección en una forma constructiva?, ¿en qué formas se puede considerar al enojo como un regalo en vez de una bomba de tiempo?
Muchas personas no logran entender el sentimiento del enojo dado por Dios. En vez de señalar el sentimiento y enfrentarlo firmemente como un hecho de la vida, estas personas intentan suprimirlo, sacarlo de su vida y silenciarlo.
Es importante desarrollar un plan para manejar el enojo antes de que uno pierda el control. A continuación encontrará algunos sencillos pasos para que su enojo beneficie su matrimonio, en lugar de destruirlo.
Paso 1: Esté consciente de su enojo
Cuando usted se enoja, el poder de ese sentimiento puede obstruir su habilidad para pensar claramente. Recuerde la última vez que se enojo. ¿Qué tan objetivo fue? ¿Qué tan claro pensaba? ¿Qué tan a menudo está consciente de su enojo? ¿En cuáles situaciones podría estar más vulnerable al enojo? ¿Cómo responde su cuerpo cuáles son sus manifestaciones físicas del enojo?
Paso 2: Acepte la responsabilidad
Alguien ha dicho que uno de los mayores efectos del pecado original se puede percibir por medio de nuestra tendencia a culpar a los demás por nuestros problemas. Cuando Dios confrontó a Eva en el jardín y le preguntó que había ocurrido, ella culpó a la serpiente. Cuando Dios confrontó a Adán, Adán primero culpó a Eva y luego culpó a Dios. Cuando nos enojamos es fácil culpar a nuestro cónyuge y decir: «Es tu culpa; me haces enojar». Si bien es cierto que nuestra pareja puede decir o hacer cosas que nos dañan o frustran, nosotros elegimos cómo responder a eso. Si nos enojamos, es nuestro enojo, debemos entender que el enojo es una decisión.
Paso 3: Determine que es lo que está ocurriendo para así controlarlo
Este es un paso importante. Cuando nos damos cuenta de que estamos enojados, nos enfrentamos a una opción. Podemos permitir que el enojo nos domine y controle, o podemos, con la ayuda del Espíritu Santo, controlarlo e invertirlo en una manera sana. Es importante pensar en la ira como energía. Si bien tenemos mínimo control a la hora de experimentar ira, tenemos un control casi total de la forma en como la expresamos. Podemos elegir si aprovechamos, canalizamos y expresamos esa ira-energía en formas constructivas, positivas y saludables.
«No podemos controlar si experimentamos o no ira, pero con la ayuda de Dios podemos controlar como, donde y cuando escojemos expresarla. Podemos escoger enojarnos sin pecar. Podemos elegir invertir la ira-energía en formas que aumentarán nuestro entendimiento y fomentarán un matrimonio más saludable».
A medida que oramos acerca de nuestra ira, Dios nos ayudará a encontrar formas constructivas y creativas para manejarla.
Paso 4: ¡Defínalo!
Identifique tanto la fuente como la causa del enojo.
A pesar de que existe un número casi ilimitado de situaciones que pueden hacernos enojar, la mayoría se pueden clasificar en tres áreas: heridas, frustración y temor.
Las heridas nos hacen sentirnos vulnerables, y para la mayoría de las personas el enojo es un mecanismo de defensa automático. Enojarnos con nuestro cónyuge crea un muro entre nosotros, nos protege de sentirnos más heridos. Metas o deseos bloqueados o expectaciones no alcanzadas pueden hacernos sentir frustrados.
¿Qué situaciones lo hacen sentirse frustrado? ¿Cuándo está mas propenso a la frustración? ¿Cómo responde generalmente?
El temor a menudo es asociado con vulnerabilidad y debilidad. Algunas personas, especialmente los hombres, se sienten más cómodos en expresar enojo en lugar de temor, y podrían reaccionar con enojo ante situaciones en las que se sienten ansiosos o temerosos. Cuando se enoje, pregúntese: «¿Hay algo a lo que le tema que podría estar desatando mi enojo?».
Paso 5: Escoja sus respuestas
Cuando este ante una problemática de enojo pida un «tiempo fuera». El «tiempo fuera» sería su código para decir «necesitamos tomarnos unos minutos lejos de los niños y cada uno pensar y orar acerca de lo que realmente está ocurriendo».
Hay muchas formas, positivas y negativas, de manejar el enojo. Una de las maneras más destructivas es expresarlo con alguien más. El problema es que para la mayoría de nosotros mientras más hablamos acerca del enojo, más nos agitamos. Si al expresar el enojo, este tiende a aumentar en vez de disminuir. «Atacar a otra persona es como lanzar cactus con las manos sin ninguna protección; la otra persona saldrá herida, pero usted también».
Cuando empiece a enojarse, deténgase y pregúntese, «¿esto es realmente importante?». Si no lo es, entonces déjelo así. Si lo es, entonces pregúntese, «¿Cómo puedo expresar mi enojo en una forma positiva y que honré a Dios para así aumentar la probabilidad de llegar a una resolución?».
El escritor de Proverbios dice esto acerca del enojo: «El hombre irancundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla» (Proverbios 15.18) y «El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega» (Proverbios 29.11).
Enojarse no es malo, sólo asegúrese de que esté «siguiendo la verdad en amor» (Efesios 4.15). Tómese el tiempo para reconocer la opinión y sentimientos de la otra persona. Esté abierto a una disculpa o explicación. Haga que su meta principal sea entendible y luego trate de llegar a un acuerdo.
Puede enojarse, pero
Para muchas parejas, la experiencia y la expresión del enojo se ha convertido en un hábito. Los hábitos pueden ser difíciles de cambiar y esto podría tomar cierto tiempo. La buena noticia es que con la ayuda de Dios podemos cambiar, crecer y convertirnos más que vencedores (Romanos 8.37). Podemos detener las viejas respuestas dañinas y desarrollar expresiones emocionales nuevas, saludables, y bíblicamente consistentes.